¿Cuántas veces he sentido que pierdo todo, que no gano nada,
que todo está perdido cuando ni siquiera he intentado? ¿Cuántas? ¿1? ¿20?¿ La
verdad? perdí la cuenta. Soy de ese tipo de personas que se rendía, y sí, hablo
en pasado. Pero.. yo tenía todo, casi todo! Me faltabas tú. Nada me hacía
falta, tan solo tú. ¿Qué pasó? comencé a tener miedo a ciertas cosas, a no
encontrarte... Dicen que mientras más miedo crees tener, más realidad se hace. Eso fue lo que me pasó...
Tenía tanto miedo a tantas cosas que me comenzaron a pasar, y no! no te
encontraba. ¿Pero cuál es la línea? Delgada línea entre perder y ganar...
Comencé a pensar en lo que sería perder y lo que sería ganar. Y quizá mi lista era tonta, absurda, sosa y ni
siquiera me daba cuenta... ¿perder y ganar? solo sé que hace tiempo pensaba que
perdía, hasta que empecé a
ganar. Comencé a pensar verde, y créeme, a veces no
es tan fácil ser verde. Comencé a ver las cosas en ese color, a darme cuenta
que cuando quieres puedes, y sí... suena tópico, suena así porque lo es.
Comencé a darme cuenta que no tenía que buscar lo que quería ganar, que lo que
estaba buscando vendría solo. Y sí, te encontré, te hiciste el duro pero no me
rendí, no quise perder de nuevo. Comencé a pensar hace tiempo que hay veces en
las que no vale que te dejes perder. No sé, no sabré cuando comencé a pensar
así. Solo sé que te encontré, que comencé a querer ser verde y me encontré.
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