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sábado, 5 de enero de 2013

Comencé a querer ser verde.


¿Cuántas veces he sentido que pierdo todo, que no gano nada, que todo está perdido cuando ni siquiera he intentado? ¿Cuántas? ¿1? ¿20?¿ La verdad? perdí la cuenta. Soy de ese tipo de personas que se rendía, y sí, hablo en pasado. Pero.. yo tenía todo, casi todo! Me faltabas tú. Nada me hacía falta, tan solo tú. ¿Qué pasó? comencé a tener miedo a ciertas cosas, a no encontrarte... Dicen que mientras más miedo crees tener, más  realidad se hace. Eso fue lo que me pasó... Tenía tanto miedo a tantas cosas que me comenzaron a pasar, y no! no te encontraba. ¿Pero cuál es la línea? Delgada línea entre perder y ganar... Comencé a pensar en lo que sería perder y lo que sería ganar. Y quizá  mi lista era tonta, absurda, sosa y ni siquiera me daba cuenta... ¿perder y ganar? solo sé que hace tiempo pensaba que perdía, hasta que empecé a ganar. Comencé a pensar verde, y créeme, a veces no es tan fácil ser verde. Comencé a ver las cosas en ese color, a darme cuenta que cuando quieres puedes, y sí... suena tópico, suena así porque lo es. Comencé a darme cuenta que no tenía que buscar lo que quería ganar, que lo que estaba buscando vendría solo. Y sí, te encontré, te hiciste el duro pero no me rendí, no quise perder de nuevo. Comencé a pensar hace tiempo que hay veces en las que no vale que te dejes perder. No sé, no sabré cuando comencé a pensar así. Solo sé que te encontré, que comencé a querer ser verde y me encontré.

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