Translate

lunes, 26 de enero de 2015

De los 21 aprendí...

De los 21 aprendí, que llegar alto no es crecer, que mirar no siempre es ver, que escuchar no es oír, que lamentarse no es sentir, ni acostumbrarse querer…

De los 21 aprendí, que estar solo no es soledad, que dar la cara no es hacer el mal, que ser feliz, no es sonreír y que peor que mentir es ocultar la verdad.

De los 21 aprendí, que la dulzura no es ceder, ni vulgar la sencillez, ni lo imponente verdad, pues vi al poderoso mortal y a estupidos con altivez...

De los 21 aprendí que es mala la caridad del ser humano que da esperando recibir, pues no hay defecto más ruin que presumir de bondad.

De los 21 aprendí que puede un sueño de amor, abrirse como una flor y como esa flor morir, pero en su breve existir, fue todo aroma y color.

De los 21 aprendí, que por mucho que luché, que me esforcé y que intenté, hay fantasmas que pueden mas sino quieres avanzar.

De los 21 aprendí que en cuestión de conocer, de razonar y de saber, es importante ya entendí, mucho más que lo que vi, lo que me queda por ver…

De los 21 aprendí, que el 2014 ya se fue y que por mucho que esperé y que me hace ahora sentir, dio mucho más que le pedí.

De los 21 aprendí, que en los 22 hay que crecer, madurar y aprender e intentar no recaer...

(Inspirado en una canción de Rafael Amor)

miércoles, 7 de enero de 2015

Por un nosotros.

No sé por dónde comenzar, quiero utilizar las mejores palabras para que no me malinterpretes, quiero que esto quede claro, quiero que me escuches, de verdad necesito que me escuches. Quiero que sepas lo que pienso y veas como me siento. Quiero hablarte de la primera vez que te vi. De ese momento en el que cruzaste la calle, de lo serio o cansado que ibas, de que ni me saludaste, como si no existiese, aún a día de hoy niegas que lo hicieras! Después de eso te pusiste a dormir.

Pero cuando bajamos comenzaste a acercarte a mí, a mí que había ido casi obligada, a mí que según tú me veías un poco alocada, te acercaste a mí y me regalaste una sonrisa. Te sentaste a comer a mi lado, te sentaste más tarde a beber a mi lado; yo notaba que un poco si jugabas a mirarme. Después volvimos solos. Esperaste a que me sentara para saber si te decía de ponerte a mi lado, lo hice. A día de hoy insistes en que ligabas conmigo, en que me querías besar. Siempre te he dicho que yo también quería hacerlo.

Con los días decidí hablarte y se notaba que nos gustábamos, y por fin nos decidimos a quedar. Nunca olvidaré ese 31 de marzo a las 9 en Santo Domingo… los dos esperando como idiotas a que el otro llegara y ambos allí! Recuerdo que nos pusimos a hablar y que nuevamente me regalaste una mirada, una sonrisa. Todavía recuerdo como una y otra vez durante los primeros días me recordabas lo genial que era, y que tan solo querías estar conmigo, que te daba igual donde fuese siempre que estuvieras conmigo.

Y así empezaron todas nuestras tardes y noches de complicidad, riendo, compartiendo sonrisas, miradas, besos, abrazos… Tus labios siempre han tenido el poder de hipnotizarme, de curarme de mis dolores, de olvidarme de mis problemas. Nuestras conversaciones acerca de tu vida y de la mía, y nunca pensé que alguien con una sonrisa tan bella pudiera tener una vida tan difícil. Yo te cuidaré te dije. Me abrazaste y nos fuimos a dormir después de hacer el amor.

Me di cuenta de que para curar un corazón tan atormentado se necesita mucho amor, mucha paciencia, mucho tiempo. Puedo decir que creo que conseguí que poco a poco se alejaran tus miedos, tus fantasmas… Te digo todo esto hoy, porque aunque se que quieres meditar toda la situación, quiero que realmente la medites toda. Con ello quiero decir que no olvides ni un solo momento de todos los que hemos pasado juntos. Que no olvides los te amo, los planes de futuro, las risas entrelazadas, las miradas, los buenos días al despertar a tu lado, todo. Como ya te dije una vez, yo te cuido. 


Recuerda quién es de verdad quien te quiere.