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domingo, 31 de marzo de 2013

Hay que estar triste para saber cuándo estás feliz.

Todos hemos llorado de la misma manera, todos hemos tenido el mismo impulso de carcajada interminable, todos nos hemos guardado algo chistoso que pasó… porque lo gracioso no era lo que pasó, si no el contexto. Todos nos sentimos igual de perdidos cuando no logramos alguna meta, todos sentimos ese inolvidable vacío y nudo en la garganta. Queremos forzar nuestra cabeza para solucionar algún detalle, pero a veces no entendemos que la forzamos demasiado… Todos corremos, creemos que tenemos que tener afán, y no somos culpables, el mundo nos ha creado así. No hay que dejar que el miedo te deje anclado en algo que con el tiempo habrá desaparecido. Queremos demostrar que todos queremos ser escuchados por igual, no solo hablamos de tristezas, dolores o decepciones… también hablemos de alegría entusiasmo y las ganas que le tenemos a la vida; como esos días en los que te levantas con una sonrisa inexplicable en el rostro, que no sabes muy bien de donde viene… pero si sabes muy bien que quieres hacer con ella. Alguien me dijo alguna vez… hay que estar triste a veces para saber cuándo estás feliz.

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