-Roma arde. (Dijo mientras se servia otra copa). -Y sigo hundida hasta las rodillas en un río de hombres que ni miro...
-Aquí llega. (Pensó ella).
Otra diatriba empapada en ginebra sobre lo maravilloso que era todo en el pasado. Y sobre como nosotras, pobres almas perdidas, nacimos tarde para ver a los Stom o para emborracharnos como ellos en el Estudio 54. Parece que todos nos hemos perdido aquello por lo que vale la pena vivir, y lo peor de todo es que ella estaba de acuerdo con el.
-Aquí estamos. (Pensó ella). -En la cima del mundo. En el limite de la civilización occidental.
Y todos nosotros estamos tan desesperados por sentir algo, cualquier cosa, que seguimos chocando unos contra otros y jodiéndonos el camino hasta el fin de los tiempos.
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