No
eres tú, es toda la expectativa que se formó a tu alrededor, la esperanza de
curar con un poco de amor las heridas recibidas, heridas que no causaste… pero
que por alguna extraña razón las quisiste hacer propias para sanarlas; no eres
tú, es la rapidez con la que sucedieron las cosas, la presura para deshacernos
de la ropa, de los recuerdos, de los fantasmas… No eres tú, es la distancia
emocional que se abrió entre nosotros, fue el tenerte a mi lado y sentirte tan
lejos, como si estuvieses en otro lugar, en otro tiempo y con otra persona… No
eres tú, son tus cabellos que me encuentro en cada esquina, que no dejan de
seguirme y de recordarme que aún ‘’estás’’ conmigo. No eres tú, son los sábados
por la tarde cuando no estás, en los que te espero ansiosa en mi cama para
hacerlo todo y después no hacer nada… No eres tú, es el maldito contestador de
tu teléfono, que pensándolo bien está en todo lo correcto: “la persona a la que
usted está tratando de localizar se encuentra ocupada”. No eres tú, son tus
miles de ocupaciones, son tus compromisos, tus reuniones, tus tardes de juego,
tus sábados familiares, tus domingos sabáticos, las tardes clase, las mañanas
de prácticas, y en alguno de esos días… Si queda algo tiempo y no estás muy
cansado, hay un hueco para mí. No eres tú, en definitiva no eres tú, creo que soy
yo la que no se merece esto.
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